Amor, para mí la etiqueta que representa algo inexplicable. La palabra más linda inventada por el hombre.
Pero ¿Qué es el amor? ¿Eso que tanto buscamos, pero que al mismo tiempo muchas veces olvidamos? Lo que es claro es que su presencia es constante a pesar de que a veces creemos que no lo sentimos.
Durante mucho tiempo se han hecho clasificaciones, donde se plantea la existencia de distintos tipos de amor, se ha hablado del fraternal, romántico, amistoso, personal, entre otros. Han logrado separar el amor en pequeñas partes, es más, algunos se enteran o creen solo en el amor romántico. Aquella sensación de enamoramiento, donde la otra persona brilla y uno brilla con ella. La percepción del mundo cambia, se hace más bella, lo lindo emociona más que antes, se produce una sensación de euforia, de felicidad. Este “tipo” de amor muchas veces emborracha, seduce y encanta. Nos volvemos adictos a él, por lo que lo buscamos sin cesar y a veces cuando no lo tenemos, nos angustiamos, nos sentimos sin amor.
Para mí este es un engaño, el amor es uno solo, puede tomar formas distintas, pero siempre es el mismo. Es algo mucho más profundo que el enamoramiento. El amor representa y es todo lo bueno del ser humano, la compasión, tolerancia y bondad que está dentro de cada uno de nosotros.
El amor despierta lo mejor de todas las personas, pero algunos no permiten éste despertar, ya que amar desde el alma, significa ser capaces de romper con fronteras, con etiquetas y prejuicios, superar nuestro ego y librarnos de la mente que nos controla.
El amor es confiar, es soltar, es entregarse al mundo, es disfrutar de él en todos sus aspectos, tanto buenos como malos. El amor permite saborear la vida en sus más mínimos detalles, nos obliga a crecer a conectarnos con los otros y con la naturaleza. Pero es por sobre toda las cosas, aceptación. Tanto de uno mismo, como de los otros y los sucesos de la vida
Todas las almas están llenas de amor, ya que el bien está adentro de cada ser humano. Los religiosos definen a dios como amor, entonces somos todos dioses, seres de luz capaces de hacer milagros, de entregar algo al mundo.
Cuando permitimos que el amor sea lo que guíe nuestro camino, lo dejamos aflorar en todo su esplendor, dejamos de buscar, ya no nos sentimos solos, la paz abunda en nuestro ser, irradiamos energía positiva.
Es importante decir que este camino no implica un constante bienestar, ni está exento de desafíos y dificultades, por eso tantos huyen de él y toman un rumbo más fácil, controlado por el ego.
Yo invito a optar por el camino del amor, ya que es el más rico de todos, trasciende lo material, es intocable, pero es el único capaz de llenar ese vacío interno que a tantos atormenta. La sensación de luz interior es a mi parecer lo más maravilloso que podemos tener la suerte de experimentar, y está allí al alcance de todo el mundo, hay que solo atreverse a tocarla.
Marzo, 2011
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